El año de
1947, dentro de la posguerra, resultaría
un año crucial para la vida española, y
particularmente para la alcalaína, ya
que la ciudad vivió el mayor desastre
hasta ahora sufrido, y que todavía algún
puñado de alcalaínos guardan en la
retina de sus ojos, la explosión del
polvorín "A".
España
aislada políticamente por las
democracias tras el fin de la II Guerra
Mundial, había encontrado su salida a
las restricciones y cupones de
racionamiento en la Argentina de Perón,
ese mismo año durante el mes de junio,
su esposa Eva Duarte de Perón recorrió
el territorio español, siendo agasajada
fastuosamente por el régimen, no en vano
estaban llegando las primeras toneladas
de carne, trigo y otros bienes de
primera necesidad con que paliar las
carencias de los españoles.
Además
ese verano de 1947 el general Franco se
perpetuaba en el poder al convocar un
referéndum para aprobar la Ley de
Sucesión a la Jefatura del Estado.
Disposición en la que había estado
trabajando Carrero Blanco durante un
año, para presentarla a la Comunidad
Internacional como un plebiscito que
fortaleciera el régimen.
Como era
de esperar fue muy alta la participación
al tener que presentar los trabajadores
en las empresas un justificante del voto
si querían cobrar su salario.
Pero ese
verano de 1947 iba a estar salpicado por
diferentes y sangrientas noticias, la
más sobresaliente la explosión del
arsenal de Cádiz en la noche del 18 de
agosto de 1947 que provocó la mayor
catástrofe en España en la década de los
40. La otra especial el 28 de agosto
cuando el torero Manuel Rodríguez
"Manolete" fallece en la enfermería de
la plaza de toros de Linares, a
consecuencia de la grave herida que le
causó el toro Islero de la ganadería de
Miura en el triangulo de Escarpa.
Alcalá de
Henares, ciudad agrícola, donde la
industria de la cerámica daba trabajo a
un buen número de obreros, no permanecía
al margen del desarrollo que los
acontecimientos iban marcando la vida
española, en peluquerías, tabernas y
plazas, en los corrillos de las
comadres, se comentaba los hechos de
actualidad, el privilegiado que poseía
un sintonizador de radio se constituía
en verdadero erudito en cualquier
tertulia. En Alcalá las "cosas de casa"
llegaban de la información que ofrecía
el Periódico de Alcalá, que había visto
la luz el 1 de marzo de ese año.
El
Ayuntamiento Complutense, había estado
todo el año preparando la visita del
Jefe del Estado a la ciudad, que se
preveía para el 10 de octubre, como así
se produjo, para conmemorar el cuarto
centenario del nacimiento de Cervantes.
Por aquél
entonces Lucas del Campo ocupaba la
alcaldía de Alcalá, quien ya había
ocupado el cargo entre 1923 y 1926
durante el gobierno del General Primo de
Rivera
Pero lo
que nadie podía preveer fue el terrible
suceso que iba a tener lugar en la noche
del 6 de septiembre. Cuando poco antes
de las diez de la noche, cuál volcán
inactivo, el polvorín situado junto al
río, en el terreno que ahora ocupan las
instalaciones municipales de recogida de
animales, saltó por los aires.
Los
alcalaínos salieron a la calle, en su
memoria estaban los acontecimientos que
días antes habían convertido a España de
luto por la explosión del arsenal
gaditano.
La
terrible explosión, iluminó el cielo,
cascotes, piedras y polvo cubrieron la
ciudad, la mayoría de los cristales
saltaron de sus emplazamientos y del
lugar no quedaron ni los cimientos,
llevándose de paso, la fábrica de "Río
Cerámica", un ventorro situado junto al
río, así como varias casas cercanas y
una parte medieval del Zulema, que por
su estructura de piedra aguantó en parte
la explosión, siendo la parte más dañada
la superior, pudiéndose cruzar a pie.
Posteriormente fue demolido y
aprovechadas sus piedras para construir
el puente actual.
El
balance de muertos ascendió a una cifra
cercana a los 16, todos los soldados de
guarnición en el polvorín, así como los
obreros de Río Cerámica. Una treintena
de heridos fueron asistidos en el Teatro
Salón Cervantes, habilitado como
hospital de primeros auxilios, toda vez
que disponía de grupo electrógeno propio
y el dispensario de la Cruz Roja. Como
consecuencia de la explosión Alcalá se
había quedado sin luz.
Pronto se
movilizaron todas las fuerzas del
ejército de los cuarteles alcalaínos,
así como la población, tratando de
encontrar entre las ruinas
supervivientes.
Por aquel
entonces ocupaba la alcaldía Félix
Huerta Álvarez de Lara, ya que el
titular Lucas del Campo estaba de viaje.
Según
consta en el Archivo Municipal del
Ayuntamiento de Alcalá de Henares, el
alcalde en funciones Félix Huerta y
Álvarez de Lara, envió un telegrama al
Gobernador Civil de Madrid comunicándole
el terrible suceso
Confirmándole conferencias telefónicas,
tengo el sentimiento de comunicar a V.E.
que sobre las veintiuna cuarenta y cinco
horas día de ayer, explotó polvorín
Zulema. Realizadas operaciones
salvamento colaboración Autoridad
Militar y Eclesiástica hasta el momento
que telegrafío número de victimas son
siguiente: muertos diez, heridos graves
cinco, leves treinta y tres. Daños
materiales industria "Río Cerámica"
destruida por completo donde se supone
hay más victimas, un Ventorro y tres
casas de campo. Dicho polvorín dista
aproximadamente de la Ciudad dos
kilómetros. Mayoría de heridos leves son
consecuencia rotura de cristales. Por
escrito amplío detalles y nombres
víctimas. Salúdole. Alcalá de Henares 7
Septiembre de 1947. El Alcalde.
Como se
puede leer en el texto del telegrama, d.
Félix Huerta alude a la explosión del
polvorín Zulema.
En este
aspecto, en diferentes fuentes
consultadas por alcaladigital se cita
que la explosión tuvo lugar en los
polvorines A y B, situados cerca del
puente Zulema.
Púes
bien, esta inexactitud histórica ha sido
comprobada por alcaladigital sobre el
terreno.
Con la
inestimable colaboración de Javier
Rubio, de "Ecologistas en Acción" que ha
puesto una llamada de atención sobre la
destrucción del patrimonio que todavía
hoy en día existe procedente de nuestra
pasada Guerra Civil y que está en
condiciones de poder rehabilitarse,
hemos tenido acceso a la información
sobre las características del polvorín
"B".
En este
aspecto Javier Rubio, ha identificado
una boca con arco de mediopunto en la
parte izquierda de la subida al Zulema,
antigua carretera de Loeches, como una
parte final de uno de los túneles. Los
datos que tiene sobre la construcción
del mismo son los siguientes:
El
presupuesto está fechado el 15 de enero
de 1938, por la Comandancia General de
Ingenieros del Ejército del Centro,
asigna una cantidad de 76.373 pesetas
con 64 céntimos "para la construcción de
un túnel-depósito en la Cuesta Zulema,
de Alcalá de Henares"
El
depósito-polvorín se sitúa en una
antigua cantera a cielo abierto, en la
carretera de Alcalá a Loeches. El túnel
está formado por dos galerías: una
principal de 35 m. de longitud y otra
lateral de 10 m. La sección está
compuesta por un semicírculo de 8 m. de
diámetro, y una porción regular (una
especie de zócalo) de 0,40 m- de altura.
En los primeros seis metros de túnel, la
parte rectangular del zócalo, en vez de
ser de 0,40 es de 1,50 m. para
establecer un muelle de carga y descarga
de camiones.
Todo el
túnel se reviste de una bóveda de
Hormigón de 0,40 m. de espesor uniforme.
La ventilación se consigue por
instalación de doble tubo, de 0,20 m. de
sección, realizados en Uralita. Parten
del fondo de ambas galerías y se
encuentran en una caja de empalme en la
intersección de ambas. De ahí, hacia el
exterior, siendo forzada la circulación
del aire por aspirador (así se denomina
en la memoria).
También
disponía de recursos anti-incendios,
mediante lo que denominan "un sistema
semi-automático". "La instalación se
compone de un gasógeno situado puertas
afuera del Depósito y de una tubería
inferior con ramificación cada 10 m.
Producido el gas ácido-carbónico, se
establecen tantas cortinas de gas, como
ramificaciones lleva la instalación".
En el
informe se citan las puertas que cierran
el depósito: dos hojas de 0,10 m. de
espesor. Que se construyó anejo un
refugio contra ataques aéreos, de 29 m
de superficie (la segunda boca de
entrada, tapada por derrumbes); un
camino de acceso de 238 metros de
longitud y, para el cuerpo de guardia y
encargado del Depósito, tres
departamentos que no detallan, indicando
solo que son "con capacidad suficiente
para la necesidad a que se los destina".
Con estos
datos solo había que inspeccionar sobre
el terreno la veracidad de los mismos.
El lugar
con el paso de los años se ha convertido
en un auténtico vertedero, sin que
ninguna autoridad municipal tuviese el
mínimo interés por darlo a conocer, y
conservarlo.
Desde la
carretera del Zulema se puede comprobar
el recinto vallado, justo detrás del
cementerio-jardín. Al fondo detrás de
unos restos de palés y de material de
construcción se puede observar el arco
de medio punto que da acceso al
polvorín.
El
Ayuntamiento de Alcalá recientemente
valló el perímetro de la zona, dejándola
aneja al vaso del vertedero, aunque la
valla por diferentes puntos ha sido
quebrada y cortada.
El lugar
merece un especial interés para
recuperar la memoria, ya que es de
suponer que el polvorín que estalló,
realizado en las mismas fechas, tenía
una construcción similar.
A la
vista se puede apreciar que el espacio
se puede recuperar perfectamente y
servir para infinidad de actividades
entre ellas se podría efectuar un museo
sobre la guerra civil en Alcalá, sin
revanchismos, simplemente para recuperar
un patrimonio que nos pertenece y que si
no se evita puede quedar sepultado por
los derrumbes y por el propio vertedero.
Volviendo
a la explosión del polvorín "A", el 18
de septiembre tuvo lugar el funeral por
las víctimas en la Iglesia de los
Jesuitas, el pueblo se volcó con las
mismas y por aportación popular se
alcanzó la cifra de 100.306,82 pesetas-
En cuanto
a las causas de la explosión, es algo
que hoy todavía se desconoce, existen
diferentes hipótesis, lo que sí escierto
es que los mandos militares encargados
de la investigación en su primer informe
aludían a causas fortuitas, El hecho fue
aprovechado por el régimen para detener
y condenar a "presuntos culpables", pero
eso ya es otra historia.
Ignacio
Sánchez